Hace unos días comenzó a hacerse sentir el invierno. ¡ Y a cuidar las vías respiratorias se ha dicho! Las temperaturas bajas, los ambientes cerrados y calefaccionados, y los lugares públicos atestados favorecen la circulación de gérmenes que causan infecciones respiratorias. “Faringitis, laringitis, bronquitis y neumonía son procesos infecciosos que pueden ser altamente riesgosos en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas”, advierte el doctor Nicolás Gustavo Douglas Nazareno, especialista en clínica médica y neumonología, y miembro de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
Las crisis asmáticas o las exacerbaciones de EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) -por ejemplo- que se desencadenan a través de infecciones respiratorias, pueden llegar a ser graves e inclusive mortales. “Esto se debe a que los síntomas se potencian y agudizan la enfermedad respiratoria crónica de base que tiene el paciente”, aclaró el especialista.
Broncoespasmos
El asma es una patología que se caracteriza por una respuesta exagerada de los bronquios ante determinados estímulos. Los bronquios -que conducen el aire hacia los pulmones- reaccionan estrechándose y disminuyendo su luz. En los períodos de crisis de la enfermedad producen lo que se conoce como broncoespamo. Este episodio da lugar a cuadros que se manifiestan con dificultad respiratoria, sibilancias, tos, entre otros síntomas.
Dificultad respiratoria
En cambio, más del 90% de los casos de EPOC deriva del consumo de tabaco, afecta principalmente los bronquios y los pulmones, aunque pueden verse comprometidos otros sectores del organismo que están fuera del sistema respiratorio. El paciente con EPOC suele tener sintomatología respiratoria habitual o diaria que consiste fundamentalmente en tos, expectoración de secreciones bronquiales (flemas) y dificultad respiratoria.
Recomendaciones
“La prevención de infecciones respiratorias en los pacientes con asma o EPOC tiene muchísima importancia, porque la patología de base se exacerba y se complica”, enfatiza el doctor Douglas Nazareno. Luego dio las siguientes recomendaciones:
* Los pacientes con asma o EPOC deben evitar el contacto con personas que estén cursando procesos infecciosos respiratorios, ya que éstos al toser o estornudar expulsan pequeñas gotitas de saliva cargadas con gérmenes que pueden contagiar a otros individuos.
* El lavado frecuente de las manos también es fundamental, ya que pueden transportar gérmenes que acceden fácilmente a las vías aéreas cuando las manos entran en contacto con la nariz o la boca produciéndose el contagio. Los enfermos, en general, al toser o estornudar debieran acostumbrarse a cubrirse la nariz y la boca con el pliegue interno del codo.
* Los pacientes con enfermedades crónicas necesitan protegerse cada año con la vacuna antigripal, y debe ser colocada en otoño. La vacuna disminuye las posibilidades de engriparse, pero además es muy efectiva porque previene las complicaciones severas producidas por el virus de la gripe (o influenza).
“No protege contra otros virus, como los que producen los resfríos comunes, ni contra las infecciones bacterianas”, aclaró el doctor Douglas Nazareno.
* Es importante, también, que los pacientes con enfermedades respiratorias crónicas reciban la vacuna antineumocóccica. El neumococo es la bacteria que más produce neumonía. Habitualmente los anticuerpos generados en el organismo por esta vacuna persisten por varios años por lo que no sería necesario volver a vacunarse antes de los cinco años.
* Otra medida importantísima es evitar el humo del cigarrillo propio o ajeno (exposición pasiva). Los tóxicos del humo del cigarrillo favorecerían a que se agudicen los síntomas propios de las enfermedades respiratorias crónicas y podrían alterar los mecanismos de defensa locales de las vías aéreas.
* Mantener los ambientes bien limpios y aireados
* Usar siempre pañuelos descartables, y una vez usados depositarlos en recipientes de residuos con tapa.